Capítulo 2 Antecedentes Historicos - 1898 y Hostos
El año 1898 marca un antes y un después en la historia de Puerto Rico y en su trayectoria política y cultural. Este capítulo se adentra en los tumultuosos eventos de la Guerra Hispanoamericana y las consecuencias de la invasión estadounidense, explorando cómo estos momentos históricos definieron el futuro de la isla y el papel crucial que desempeñaron figuras como Eugenio María de Hostos.
2.1 El Contexto de la Guerra Hispanoamericana
A finales del siglo XIX, el Imperio Español enfrentaba un evidente declive, mientras emergían los Estados Unidos como una potencia global en ascenso. La Guerra Hispanoamericana, que comenzó en 1898, no solo fue un conflicto por el control de territorios, sino también un reflejo de ambiciones imperialistas de la época. Puerto Rico, al estar bajo el dominio español, se encontró atrapado en el centro de estas fuerzas colosales.
La invasión estadounidense de Puerto Rico fue directa y estratégica, culminando con el Tratado de París y el traspaso oficial de la isla al control estadounidense. Aunque este cambio de soberanía prometía modernización y progreso según los discursos oficiales, también sembró profundas incertidumbres y desafíos en la identidad puertorriqueña.
2.2 Federico Degetau
La figura de Federico Degetau, primer Comisionado Residente de Puerto Rico en Washington, personifica el inicio de un debate cultural y político sobre la identidad puertorriqueña bajo el dominio estadounidense. Este análisis explora su postura respecto al español como lengua vernácula en Puerto Rico, su defensa de la igualdad política en el contexto de su país natal y su aparente posición frente a la preservación cultural o la asimilación.
El Español como Lengua Vernácula
Federico Degetau abogó por el uso y la preservación del español como lengua principal en Puerto Rico, reconociendo que el idioma era un elemento definitorio de la identidad cultural. Si bien trabajó en una realidad dominada por el inglés en Estados Unidos, nunca abandonó su compromiso con el español, considerándolo no solo un medio de comunicación sino un reflejo de la herencia cultural y una herramienta esencial para la cohesión social en la isla.
Relación con la Operación Serenidad
La Operación Serenidad, décadas más tarde, retomó esta insistencia en afirmar las raíces culturales puertorriqueñas, incluyendo el idioma, como forma de reforzar un sentido de identidad nacional en medio de la modernización y las presiones externas. El énfasis de Degetau en el español puede interpretarse como un precursor clave de este enfoque cultural transformador.
Igualdad Política y Visión Integradora
Degetau fue un firme defensor de la igualdad política para Puerto Rico en su papel como territorio estadounidense. Su esfuerzo en Washington buscaba asegurar que los puertorriqueños disfrutaran de los mismos derechos que los ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, su modelo era matizado. Aunque impulsaba la integración política, no necesariamente promovía una asimilación cultural completa. Para Degetau, la integración no implicaba renunciar a la identidad cultural, sino encontrar una manera de coexistir en el marco de los valores democráticos estadounidenses.
Esta dualidad entre preservación y modernización política se reflejó en la Operación Serenidad, que buscaba balancear la modernización económica y cultural sin perder la esencia nacional. Al igual que Degetau, Muñoz Marín promovió un mensaje de equilibrio en el que los cambios necesarios no debían significar la pérdida total de lo propio.
Defensa de la Cultura vs. Asimilación
La postura de Degetau frente a la cultura puertorriqueña puede describirse como una defensa moderada. Aunque reconocía el valor de la integración política, también entendía la importancia de resguardar aspectos culturales fundamentales. No era un defensor de la asimilación total al modelo cultural estadounidense, sino más bien alguien que proponía un modelo de coexistencia que aprovechara lo mejor de ambos mundos.
Paralelismos con la Operación Serenidad
El pragmatismo de Degetau encuentra eco en la Operación Serenidad, la cual navegó las aguas de la modernización y la dependencia estadounidense mientras intentaba construir un modelo cultural propio que fortaleciera la identidad puertorriqueña y la serenidad colectiva, sin caer en la completa asimilación ni en el aislamiento.
En síntesis, Federico Degetau representa un punto de partida intelectual que conecta con los principios de equilibrio y serenidad planteados posteriormente por la Operación Serenidad. Su defensa de la lengua española y su rechazo de la asimilación cultural total son testimonios de la tensión constante entre identidad y modernización en la historia de Puerto Rico.
2.3 Eugenio María de Hostos
En este convulso cruce de caminos históricos, la voz de Eugenio María de Hostos resonó con fuerza. Conocido como el “Ciudadano de América”, Hostos dedicó su vida a la educación, la justicia social y la emancipación de los pueblos latinoamericanos. Ante los cambios radicales que sacudían a Puerto Rico, Hostos representó un faro de esperanza y resistencia intelectual.
La Liga de Patriotas, fundada por Hostos en 1898, fue su respuesta a la invasión estadounidense. Esta organización buscaba fomentar un sentido de unidad y propósito entre los puertorriqueños, promoviendo la educación cívica y la participación activa en la construcción de un nuevo futuro. Hostos veía la educación no solo como un derecho fundamental, sino como el camino para alcanzar la libertad y la autodeterminación. Desde su perspectiva, una sociedad ilustrada sería capaz de resistir tanto la opresión interna como las imposiciones externas.
2.4 El Despertar de una Identidad Cultural y Política
La combinación de la invasión estadounidense y los ideales de Hostos germinó en una etapa de profunda reflexión para los puertorriqueños. Por un lado, la anexión por una nueva potencia colonial alteró radicalmente las estructuras políticas y económicas de la isla. Por otro lado, pensadores como Hostos alentaron un renacimiento cultural al desafiar las narrativas impuestas y plantar semillas de un patriotismo renovado.
Hostos no solo soñó con una Puerto Rico libre, sino también con una sociedad que abrazara su riqueza cultural mientras mantenía los pies firmemente plantados en los principios universales de igualdad y justicia. Su visión trascendía los confines políticos, proponiendo una identidad puertorriqueña que pudiera dialogar tanto con el pasado colonial como con las influencias modernas.
Conclusión
El año 1898 no es solo un punto de referencia histórico, sino el catalizador para el despertar de una conciencia colectiva en Puerto Rico. Mientras las fuerzas extranjeras redibujaban las fronteras y sistemas de poder, figuras como Eugenio María de Hostos demostraron que la verdadera liberación comienza en las ideas y actitudes de un pueblo. Su obra y legado, marcados por los ideales de educación, emancipación y solidaridad, no solo le dieron forma a una era, sino que sentaron las bases para las luchas y aspiraciones que definirían a Puerto Rico en el siglo XX y más allá.
Este capítulo pone en perspectiva cómo los eventos de 1898 y la visión de Hostos no solo moldearon la historia puertorriqueña, sino que siguen resonando en las conversaciones sobre identidad, libertad y progreso.
La figura cimera de Eugenio María de Hostos será el centro aglutinador de la nueva personalidad boricua en el nuevo milenio. El puertorriqueño de la Nueva Era Acuariana será Hostosiano por su disciplina, por su respeto al derecho ajeno, por su sensibilidad moral, por su visión amplia y erudita, por su profundo conocimiento de sí mismo y, por lo tanto, del prójimo. Eso lo hará virilmente noble y gentilmente asertivo ante la incertidumbre y la adversidad. No se crece odiando lo que no se es, muchas veces proyectado en otros, sino amando y anhelando lo que se será: hombres y mujeres liberados por su propio esfuerzo en busca de la verdad y la justicia; amparados en la moral, la moral social vislumbrada por el primer nacional puertorriqueño que presagiara la Nueva Era Acuariana.
Puerto Rico, como todas las naciones del mundo, tiene un rol específico en la inminente transformación mundial hacia una Nueva Era Acuariana. Para cumplir ese rol, Puerto Rico necesita afirmar su carácter nacional y reencontrar sus raíces espirituales. Estas raíces probablemente se remonten a mucho antes del 1493, quizás hasta la Atlántida misma.
Disciplinado en el deber; erudito en el saber; intuitivo, sereno y culto; noble amante de la belleza; sencillo y compasivo; firme ante la adversidad; resuelto ante la maldad; tolerante ante la disidencia; y perseverante hasta la realización de su destino. Ese es el puertorriqueño quien, como retoño nutrido por la fuerza de la Vida misma, dará honra a la Hija del Mar y el Sol en la Nueva Era.
Extracto de Hostos Acuariano. Una discusión mas extensa del tema de los “rayos” mencionados en este artículo se encuentra aquí.